Esto no es una crónica al uso, no se trata de relatar partidos, ni de contar derrotas o victorias (Que hubo de todo, como siempre), sino de contar como se siente alguien de orgulloso cuando el club del que formas parte, año a año, desplaza todos sus jugadores disponibles a disfrutar de una evento como la Vilagarcia Basket Cup y de ver como ese número se incrementa hasta alcanzar este año las tres cifras.
Nada más y nada menos que 102 jugadores repartidos en 9 equipos con sus respectivos entrenadores y ayudantes. La ilusión de los nuevos, y las ganas de los más veteranos que apuran sus últimos viajes, repartidas en dos autobuses a rebosar.
Viaje largo que a la ida siempre parece más corto, y ganas y más ganas en la parada a desayunar, donde todos solo pensaban en el momento de llegar. Y llegamos y nada más llegar, foto de familia (que su trabajo costó), y los peques a jugar sus primeros partidos mientras los mayores aprovechaban para pisar la arena de la playa.
Día completo y vuelta al hotel, cena ducha y el clásico debate sobre la hora de dormir, sobre las luces encendidas, los entrenadores interceptando por los pasillos...tal vez lo más bonito después del propio basket, es lo que lo rodea, el ambiente, las risas, las peleas...lo uno sin lo otro carece de sentido.
Segundo día y más de lo mismo, más alegrías en forma de victoria, y mucho buen ambiente, nuevos amigos desde muchos puntos de la península y más juegos, y bromas, y risas, alguna discusión y sobre todo la sensación de que las cosas iban bien.
Y es el tercer día, cuando te levantas y ves que ya queda poco, y que las piernas piden regresar, pero la cabeza y el corazón quieren más, cuando los partidos pasan volando, y cuando descubres que el ambiente generado ha sido increíblemente bueno, que los entrenadores son una piña, que los chicos y chicas olvidan su equipo y edad para juntarse con el primero del club con el que se cruzan y apurar los últimos minutos de torneo.
Y es cuando descubres al juntarse todos en la entrega de premios que tenemos la suerte inmensa de formar parte de un club para el que todos y todas son iguales y que ya son 15 años de historia con esta filosofía por bandera.
